martes, 29 de diciembre de 2009




¿QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN?

La Ilustración para Kant es la liberación del hombre de su culpable incapacidad, en otras palabras, la capacidad que tiene el hombre de tomar sus propias decisiones sin que otros las tomen por él. Esto no tiene que ver con la falta de inteligencia pero sí con la falta de decisión y valor.

La frase “¡Es tan cómodo no estar emancipado!” hace referencia a los hombres que, bien por pereza o bien por cobardía, siguen confiando en los razonamientos de los demás, ya que son incapaces de hacerlos ellos solos. No se complican la vida, no se molestan en pensar y creen que ésta es una tarea muy fastidiosa. Según ellos, no es necesario razonar puesto que disponemos de libros, curas, médicos y otras personas que lo hacen por ellos. Incluso, llegan a tal punto de pagar a alguien para que lleve a cabo este “durísimo” (sentido irónico de la palabra) trabajo.

Destacar también la función de los tutores. Los gobernantes monárquicos son como tutores de niños: dicen lo que hay que hacer y los súbditos sólo tienen que obedecer, puesto que no se considera que sean capaces de pensar y decidir por sí mismos. Pero, por el contrario, en la democracia, el pueblo se autogobierna: a los hombres se les considera como ciudadanos, como mayoras de edad, y nadie toma decisiones en su lugar, sino que todos están capacitados para elegir. Por tanto, la palabra tutores puede considerarse como relativa a todo aquél que decide por otro. Se refiere a todos los hombres que se valen de la pereza, la cobardía y el estado de pupilo de otros hombres para manejarlos y dominarlos a su antojo. También de los que creen que la inteligencia y el valor que les falta se pueden comprar con dinero. Por ejemplo, los eclesiásticos deciden lo que hay que creer, los oficiales del ejército lo que hay que hacer, los funcionarios de Hacienda lo que hay que pagar, incluso los padres que deciden todo por sus hijos.

La búsqueda principal de Kant es la de la autonomía, es decir, de la no dependencia de las opiniones de otros. En la ética de Kant el individuo no depende de ninguna autoridad exterior, es su propio dueño. Piensa que todos los hombres son capaces de razonar, lo que da sentido al imperativo categórico, aplicable a la moral.

“¡Sapere aude!”, “¡ten valor de servirte de tu propia razón!”, es el lema de la Ilustración. Kant quiere expresar que para que la Ilustración se lleve a cabo, sólo necesita una cosa, la libertad; la libertad de hacer uso público de su razón, uso público que debe estar permitido a todos y que es el único elemento que puede llevar la Ilustración a los hombres. Kant aclara que el uso público es aquel que se realiza en calidad de “maestro”, dirigido al mundo. Pero establece que ciertos “intereses públicos”, deben ser obedecidos y no razonados puesto que tienden a un fin público o bien de la colectividad. Luego, para Kant la Ilustración es el uso público, libre y digno de la razón que por derecho propio le pertenece a todo hombre, en una palabra, “libertad”. Resumiendo, el uso público es limitado y se produce cuando alguien sabio en un tema hace uso de su razón ante el público o sus lectores (no existen límites a la libertad de expresión) y el uso privado, puede darse en la misma persona pero ahora usa su razón para uso propio (por ejemplo, en su trabajo) y si existen límites de libertad de expresión.





























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